Cádiz.- Decenas de órdenes de demolición de viviendas ilegales sin  ejecutar
     LAVOZDIGITAL* : La reciente filtración a la prensa de una  posible amnistía que estudia el Gobierno central para sacar de la ilegalidad  una bolsa de cientos de miles de viviendas que salpican el territorio nacional  de norte a sur; el decreto ya aprobado por la Junta para regularizar 250.000  inmuebles en la Comunidad -unas 40.000 solo en la provincia gaditana- que se  levantaron incumpliendo los planeamientos urbanísticos; o bajando un peldaño  más en las administraciones públicas, las actualizaciones de los planes locales  de ordenación, que van todos encaminados a ampliar la superficie urbana e  incluir en esos espacios terrenos que antes estaban vetados a la construcción.  Una limitación que sin embargo no fue óbice para que surgieran como setas casas  y más casas que fueron constituyendo en algunos casos auténticos núcleos de  población que crecieron al margen de la ley y las normas. Todo este conjunto de  medidas, algunas en proyecto y otras adoptadas por administraciones de distinto  color político, están teniendo una influencia directa en la lucha que desde  hace años se libra en los juzgados para perseguir y castigar los atentados  contra el suelo.
LAVOZDIGITAL* : La reciente filtración a la prensa de una  posible amnistía que estudia el Gobierno central para sacar de la ilegalidad  una bolsa de cientos de miles de viviendas que salpican el territorio nacional  de norte a sur; el decreto ya aprobado por la Junta para regularizar 250.000  inmuebles en la Comunidad -unas 40.000 solo en la provincia gaditana- que se  levantaron incumpliendo los planeamientos urbanísticos; o bajando un peldaño  más en las administraciones públicas, las actualizaciones de los planes locales  de ordenación, que van todos encaminados a ampliar la superficie urbana e  incluir en esos espacios terrenos que antes estaban vetados a la construcción.  Una limitación que sin embargo no fue óbice para que surgieran como setas casas  y más casas que fueron constituyendo en algunos casos auténticos núcleos de  población que crecieron al margen de la ley y las normas. Todo este conjunto de  medidas, algunas en proyecto y otras adoptadas por administraciones de distinto  color político, están teniendo una influencia directa en la lucha que desde  hace años se libra en los juzgados para perseguir y castigar los atentados  contra el suelo.
  
  Pese a las numerosas sentencias firmes que ordenan la  demolición de viviendas ilegales, no se están ejecutando. O lo que es lo mismo,  ante las previsibles regularizaciones masivas que se están ya produciendo a  nivel local, regional y ahora se especula con medidas de carácter nacional, los  jueces están echando el freno y suspendiendo las ejecuciones. La Justicia se  queda a medio camino, dictando condenas que no se cumplen de forma escrupulosa.  Si esto ocurriera con otro tipo de delitos, que generan mayor alarma social, el  escándalo sería mayúsculo.
  Al frente de esta batalla en contra de las viviendas  ilegales se sitúa el Ministerio Fiscal y colectivos ecologistas, que son los  únicos impulsores de las denuncias contra las construcciones fuera de la ley.  En el caso de Cádiz, la Fiscalía de Medio Ambiente ha sido uno de las más  activas a nivel nacional en la persecución de estos delitos. El anterior fiscal  delegado en esta materia, Ángel Núñez, fue muy crítico durante el periodo que  ejerció esa responsabilidad con los ayuntamientos, a los que culpó de su desidia  para frenar el desarrollo urbanístico al margen de las normas.
  Su sucesora, Patricia Navarro, mantiene esa misma línea  de combate y una de sus reciente iniciativas ha sido elevar al Tribunal Supremo  un recurso para que se posicione sobre la ejecución de los derribos como parte  de la condena a la que se enfrentan los procesados. El movimiento de la  Fiscalía es tratar de buscar una suerte de jurisprudencia que sirva para  unificar criterios ante las sentencias dispares que se están produciendo, con  jueces que ordenan esta medida y otros que la consideran excesiva. La propia  Navarro, que se encontraba estos últimos días en unas jornadas sobre esta  materia en Segovia, confirmó a este medio que aún no ha habido pronunciamiento.  Sería la primera vez que el Supremo se posicione.
  Mientras llega esta decisión, la realidad es tozuda e  indica que las órdenes de demolición se han paralizado en la práctica. En  febrero, un pleno de la Audiencia Provincial acordaba dejar en suspenso esa  medida en aquellos supuestos en los que la vivienda hubiera sido regularizada  gracias a la aprobación definitiva del planeamiento urbano que le afecta. Solo  cuando haya una aprobación y no una previsión, se suspenderá la medida. Una  decisión que librará de la pica a miles de viviendas que serán legalizadas  gracias a nuevos PGOUs como el de El Puerto o el POTA de la Costa Noroeste.
  En estos momentos, la Fiscalía de Medio Ambiente tiene un  registro de medio centenar de sentencias firmes sin ejecutar, en las que se  ordena al procesado que tire el inmueble que levantó incurriendo en un delito  contra la ordenación del territorio. Algunos de esos fallos, en los que no cabe  recurso alguno, fueron dictados antes de 2008. Es decir, hay edificaciones en  esta provincia sobre las que pesa una orden de demolición desde hace cinco o  más años que siguen en pie, generando una «sensación de total impunidad», como  subraya una y otra vez la fiscal delegada Patricia Navarro cuando se le  pregunta por este asunto.
  Desde noviembre de 2010
  La última vez que actuó la pica por orden judicial se  produjo en noviembre de 2010. Y fue un derribo parcial de una edificación  levantada en Grazalema, en pleno Parque Natural, que desvió el cauce del río  Guadalete. Un atentado ecológico que comenzó a fraguarse en 2005 y que generó  un chorreo de denuncias de colectivos como Ecologistas en Acción. Un año  después de arrancar los trabajos, la Justicia anulaba la licencia que otorgó la  alcaldesa socialista María José Lara, que terminaría imputada en la operación  que inició la Guardia Civil ('caso Pinsapar') junto a su tío, Antonio Mateos y  predecesor suyo en el cargo. Una investigación que destapó una trama de cobro  de comisiones, que llevó al exarquitecto municipal a la cárcel. Este  profesional recibió en abril pasado la ratificación definitiva por vía  contenciosa que debía tirar su casa, que había construido en suelo protegido.  Un ejemplo de cómo gestores públicos han incumplido alegremente con las normas  urbanísticas. Esta orden de demolición se suma a la carpeta de pendientes de ejecución  y sin fecha de materialización.
  Si a la ya crónica falta de diligencia en estos asuntos  que han demostrado los ayuntamientos, que durante años han permitido que fuera  creciendo un parque inmobiliario ilegal en sus municipios, la crisis también se  cuela con sus efectos en este problema. Una vez más, la actual situación  económica está siendo determinante o sirve de perfecta excusa para no acometer  las órdenes de demolición que la Justicia dicta.
  La Ley establece que si el propietario del inmueble no  ejecuta esa medida, debe ser la Administración quien la lleve a cabo de manera  subsidiaria. «La respuesta que estamos recibiendo es que no hay dinero para  afrontar esos trabajos y se dejan sin hacer», reconoce la fiscal de Medio  Ambiente. También se suma, como apuntan desde los ayuntamientos, que no hay  ofertas por parte de empresas especializadas para hacerse cargo de esos  trabajos «porque socialmente están mal vistos».
  La presión ejercida por los dueños de viviendas ilegales,  que han llegado a constituir hasta formaciones políticas con capacidad de  decisión (el caso del Partido Vecinal de Chiclana que se ha hecho cargo de las  carteras de Urbanismo y Obras en virtud del pacto de gobierno sellado con el  PP) se está traduciendo en más influencia. Algo que viene advirtiendo la  Fiscalía de Cádiz, que ha denunciado en reiteradas ocasiones como estos  colectivos son 'lobbies' de poder.
  Pero la provincia de Cádiz no es ni mucho menos una  excepción; si bien, dada su situación geográfica con uno de los litorales más  apreciados del país está sometida a más ataques contra el suelo que cualquier  provincia del interior. Aunque también en los lugares sin costa, los desmanes  urbanísticos se siguen dando. Así, en la última memoria hecha pública por la  Fiscalía Superior de Justicia de Andalucía, el responsable del Ministerio  Público en Córdoba, denunciaba la permanencia de las construcciones ilegales,  de lo que responsabilizaba a «la escasez de órdenes de demolición y el  generalizado incumplimiento de las que se acaban dictando. Para que la  persecución de estos ilícitos y su sanción puedan tener alguna efectividad, es  imprescindible eliminar el ilícito beneficio que produce el delito  urbanístico».
  Tal y como se está aplicando la ley en estos momentos,  los fiscales reconocen que los condenados por edificaciones ilegales «terminan  consiguiendo sus propósitos» porque en la práctica solo están afrontando el  pago de una multa, las condenas de cárcel no se ejecutan porque en la mayoría  de los casos los procesados no tienen antecedentes; mientras que observan cómo  sus viviendas se libran de la pica y solo tienen que esperar la llegada de  algún proceso regularizador que incluya su propiedad entre las zonas  urbanizables.
  
  
  * La Voz Digital - SILVIA TUBIO - 3.6.12
  Foto: El Puerto de Santa María (Cádiz). viviendas  'ilegales' carretera Sanlúcar - diariodecadiz.com
 
